La forma correcta es protrusión, tomada directamente del latín protrusĭo, protrusiōnis, que significa «desplazamiento hacia delante». La Real Academia Española (RAE) no le dio cabida en su diccionario hasta el año 2001, pero los médicos lo utilizaban desde siempre en los textos especializados —a menudo con la forma incorrecta *protusión*—, donde alterna con otros términos tradicionales como prolapso, procidencia, saliente, protuberancia, elevación o prominencia, según el contexto.
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