Los vómitos se cuentan, sin duda, entre los síntomas más característicos de un embarazo incipiente. A la hora de escribir su nombre técnico, no obstante, las obras de referencia no se ponen de acuerdo: ¿hiperémesis gravídica o hiperemesis gravídica? La primera variante es la única que admiten la Real Academia Española (RAE) y la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale) en su Diccionario de la lengua española; la segunda, en cambio, la recomendada por la Real Academia Nacional de Medicina de España (RANME) en su Diccionario de términos médicos.
Ello se explica porque la acentuación etimológica debería ser esdrújula, mientras que el uso habitual entre médicos favorece claramente la acentuación antietimológica llana. Lo que resulta extraño es que, ante una situación así, la RAE y la Asale únicamente den por válidas en su diccionario las formas antietimológicas llanas ‘emesis’ y ‘hematemesis’ (y consideren incorrectas, pues, ‘émesis’ y ‘hematémesis’) junto a la etimológica ‘hiperémesis’ (y consideren incorrecta, pues, ‘hiperemesis’). En mi opinión, y dado que los médicos suelen pronunciar todas ellas como voces llanas, sería más lógico unificar toda la familia léxica en su conjunto y, aun admitiendo la posibilidad de doble acentuación, pasar a recomendar en todos los casos la misma: emesis, hematemesis e hiperemesis.
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