System Messages

Del Zika y otros demonios

Primero fue «Irma», y ahora es zika una de las palabras más escuchadas por los villaclareños en los últimos días. Un estado epidemiológico delicado: índices de infestación elevados, preocupaciones ciudadanas en torno a la campaña antivectorial, insomnio gubernamental por el no aislamiento de los infectados. Sin lugar a dudas, una reacción en cadena que dio al traste con la estabilidad lograda en los meses anteriores.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que los índices de infestación del mosquito aedes aegyptys han de estar por debajo de 0.05 para sostener un estado epidemiológico confiable. Sin embargo, las actuales cifran —ofrecidas por la Dirección Provincial de Salud este 2 de noviembre— indican un panorama epidemiológico complejo: el índice de infestación  de la provincia  de Villa Clara es de 0.70, y el de Santa Clara, municipio más afectado, de 1.15.  

Uno de las principales causas que disparó los niveles de focalidad y, por tanto, los casos positivos al virus del zika, fue el incremento de las precipitaciones durante  septiembre y octubre. No obstante, las culpas de esta historia no se limitan solo al efecto de las lluvias, sino que tienen base en muchos otros «demonios» que, tanto a nivel social como institucional, abren un nuevo capítulo de preocupaciones y malestares.

Sin percibir el riesgo
La plantilla de operarios de los policlínicos Nazareno y Santa Clara está completa, pero otras áreas de salud, como la del «XX Aniversario», no lo han conseguido. No obstante, gracias al apoyo del Partido y del Gobierno, han recibido refuerzos de empresas, las FAR (diferidos del Servicio Militar), y de las propias áreas de salud.

 

Según algunos jefes de campaña, los altos índices de viviendas cerradas, los tanques destapados y los patios sin chapear, constituyen algunas de las irresponsabilidades que denuncian la poca percepción de riesgo de los ciudadanos. Salud Pública alega que sí se multan los dueños de las casas positivas al vector. Sin embargo, los datos ofrecidos por Luis García, Jefe del Departamento del Control de Vectores del Policlínico Nazareno, sugieren una contradicción: 161 casos de viviendas con presencia de larvas, y solo por este concepto han impuesto 23 multas.

«Donde está el problema es en las viviendas de las personas que tienen menos ingresos, fundamentalmente retirados que viven solos. Con una multa de 100 pesos casi les quitas la comida de todo el mes», señala. 

La situación anterior apunta a un cambio de estrategia llevada a cabo por el Ministerio de Salud. «Cuando estábamos a nivel de consultorios, los operarios de la campaña daban atención especializada a cada casa que resultara positiva a la presencia del vector, pero luego de que se redujeron plantillas en el sector, solo responden a la zona de salud. Ya es muy difícil darle seguimiento a esas viviendas con problemas», explica Luis García, también jefe de la campaña en una de las áreas con mayor positividad en el municipio cabecera. 

Queda claro que la población lleva sobre la espalda una buena parte de la (i) responsabilidad en lo concerniente al crecimiento de los índices de infestación, aunque, como las monedas, el asunto tiene dos caras. Del otro lado sobran los operarios que no verifican correctamente las viviendas, los que no regresan a las que se quedan cerradas, los que «matan el gallo» con una firma.   

Sin embargo, muchos ciudadanos piden a gritos la fumigación: «Te exigen que te aísles —comenta Lisandra González—, pero en mi caso ni siquiera consultaron el lugar de residencia cuando estuve en el centro de aislamiento. Ya de alta, me dijeron que debía ver al jefe de la campaña, quien me envió con un muchacho que revisó en el registro de los casos y volvieron a anotarme. Dos días después aún no habían venido».

Por otro lado, ni Marla Manso  —que fue internada en la cama ocho del quinto piso— ni Verena Chávez, madre de otro paciente aislado, recibieron respuesta inmediata de la campaña en el policlínico XX Aniversario. Aunque muchos casos similares son atendidos luego de la «contienda»,  ello ocurre mucho después de haber salido del centro de aislamiento, lo cual resulta una dilación injustificada en la situación actual.  

Mas la situación no es desfavorable en todos los casos: mientras estuvo ingresada, la vivienda de Laura Águila fue fumigada en tres ocasiones (también del policlínico XX Aniversario). Ello demuestra que es completamente viable que la prevención epidemiológica funciones correctamente.

«Lo que nosotros hemos estado chequeando son casos que no han dado bien la dirección, o no han estado aislados realmente. De todas maneras, si hay algún caso podemos revisarlo», alega Rodolfo Ramírez Álvarez, subdirector del Centro Provincial de Higiene y Epidemiología que atiende la actividad de vectores.

Igualmente, el funcionario aseguró que, como una de las tareas fundamentales del control de vectores, se retomó la fumigación intensiva durante los últimos días del mes de octubre y el mes de noviembre, en los siete consejos populares con mayor número de casos positivos.

El ingreso en el Centro de Aislamiento, localizado en la antigua escuela de Trabajadores Sociales, habría de contribuir, con más efectividad, al control epidémico. Sin embargo, son muchos los enfermos que evaden este paso y prefieren recuperarse en sus casas. No obstante, la «fobia» generalizada  no solo se ha de achacar a la indisciplina y a la poca percepción de riesgo, sino a problemas concretos de la institución.

En centro de aislamiento

«Todo el mundo se queja por la mala iluminación de los cubículos, la ausencia de teléfonos y la falta de agua. Algunos pacientes tuvimos que cargarla un día, del primer piso hasta el quinto», comenta Laura Águila, quien estuvo ingresada ocho días en la cama nueve de este último nivel.

Pero la santaclareña tiene más insatisfacciones: «No hay camas suficientes para hacerle frente a la cantidad de pacientes que llegan todos los días. Incluso, estaban alojando mujeres en albergues de hombres, hasta que se vaciaran las salas específicas».

Por su parte, Lisandra González, internada seis días en la cama 22 del tercer piso, no tiene quejas de la limpieza del centro ni de la atención del cuerpo médico. Sin embargo, coincide con una buena parte de los entrevistados en cuanto a la alimentación: mala cocción, distribución a deshora y, en ocasiones, «pésima dieta».

El Director del Centro de Aislamiento, Ángel Lemes Domínguez, concuerda en que muchos de los ciudadanos «huyen» al aislamiento debido a las opiniones, muchas ciertas y otras magnificadas. De ahí la necesidad de aclarar y explicar la situación real del centro. 

Antes que todo, el directivo insistió en explicar las razones por las cuales los ciudadanos infectados deben aislarse: «Son tres: la situación personal y de salud del paciente; no esparcir la enfermedad, y por motivo jurídico, pues el artículo 187 del Código Penal  establece sanciones para quien infrinja las medidas o las disposiciones dictadas por las autoridades sanitarias », comenta al respecto.  

«Cierto, hemos tenido dificultades. Tenemos que cocinar junto con la escuela, por eso en muchas ocasiones se atrasa la comida. Pero trabajamos para resolver la situación, y el director del plantel nos ha garantizado un local inutilizado, que se va a adaptar. Solo falta la parte técnica, la colocación del gas embotellado, etc. Hay que acelerar el paso, y así vamos, tanto con este problema de la cocina como con el suministro del agua.»

Sobre las limitaciones del local habilitado para el aislamiento,  Vanguardia dialogó también con Eduardo Acevedo, director Municipal de Salud. Respecto a las entradas y salidas al centro, el funcionario aclaró que poseen estrategias para regularlas. «Puede ser que haya sucedido, pero eso no es lo habitual», agregó.  Él insiste en que a partir del aumento exponencial de los casos, se tomaron una serie de medidas que incluyeron el incremento de los utensilios de cocina, del personal que labora en esa área, del suministro de alimentos y del número de camas.

Con respecto a la comunicación del centro, Ángel Lemes Domínguez resalta la necesidad de habilitar algunos teléfonos en el ala del edificio prestada a Salud, lo cual beneficiaría con creces a los pacientes y los acompañantes de los niños ingresados. «No queremos dejar de mencionar la actitud del director de la escuela que nos ha apoyado en todo. Se entregado incondicionalmente en pos de la salud», agrega.   

El doctor Lemes, quien asumió la dirección del centro hace poco más de una semana, recalca que también los pacientes internos cometen indisciplinas. «Muchos salen de abajo del mosquitero con la justificación de ir al baño o tomar agua y se quedan por más tiempo de lo estipulado en los pasillos. También, en ocasiones, no obedecen al cuerpo médico», señala.

Las anteriores y otras tantas son aristas de un tema que no ha de pasarse por alto en los hogares villaclareños. En aras de controlar la avalancha que se nos podría venir encima, ciudadanos e instituciones habrán de asumir  las responsabilidades que le competen. «Percepción» y «riesgo» son las palabras que rigen esta historia, la del zika, un enemigo que, de demonio, tiene más que el vuelo y la picada del mosquito.  

Palabras clave: zika/prevención & control factores de riesgo

Enviar un comentario nuevo

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.
  • Las direcciones de las páginas web y las de correo se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.
CAPTCHA
Esta pregunta se hace para comprobar que es usted una persona real e impedir el envío automatizado de mensajes basura.
Image CAPTCHA
Escriba los caracteres que se muestran en la imagen.